Vibrando Alto México

Terapia de duelo

Una pregunta que frecuentemente emerge en diferentes espacios es:

¿Cuándo se supera un duelo? 
Hay quienes dan un plazo: seis meses, un año, dos años o más ya es patológico. Nosotros afirmamos que el duelo nunca se supera; la herida está ahí, la falta permanece, se inserta en nuestro cuerpo de tal manera que nos transforma en otros seres, seres sin él, sin ella; lo que uno intenta aprender es vivir con la ausencia.
Tenemos varios duelos y pérdidas a lo largo de nuestra existencia; somo seres sufrientes y la mayoría de las veces podemos hacerles frente y salir airosos de la experiencia.
 

 

Pero a veces no, a veces el dolor nos sobrepasa, nos abruma, perdemos el hilo de la vida y no encontramos la luz que nos devuelva la esperanza. El recuerdo de los ausentes nos rompe, nos saca de nosotros mismos, incluso podemos decir que ya no sabemos quiénes somos, porque el otro, quien sí lo sabía, se ha ido. Existir puede ser insoportable. Entonces requerimos de alguien que nos sostenga y quiera caminar con nosotros un camino largo y doloroso, pero necesario, para volver a vivir.

El duelo no se cura – no es una enfermedad- se padece.
Y cuando el padecer es demasiado grande, necesitamos un compañero de viaje que nos ayude a cargar el equipaje.

¿Quién da la terapia de duelo?

Enrique Pozoblock nació en una ciudad colonial, creció en un pueblo de pescadores, frente al Oceáno Pacífico, se reprodujo con modestia en la ciudad de México y hace años radica en una ciudad cercana a Dios y distante del mundo. Nació calvo. Experimentó con la mejor alquimia de la sabiduría popular para evitar la verguenza del cráneo estéril. De aquellos combates capilares, heredó una frente muy amplia y una timidez crónica, amigas que lo acompañan a todas partes. Estudió teatro sinrazón y porque sí en la Universidad Nacional Autónoma de México. Si bien nunca ha podido vivir de su profesión, lo volvería a hacer si naciera otra vez. Desde que egresó se ha desempeñado como pinche de cocina de chinos, teatrero, capacitador, escritor, publicista, profesor, mesero, director de escuela y terapeuta.

Leer y escribir son sus mayores virtudes. Ha tenido tres duelos trascendentes y otros tantos domésticos. Las heridas le han despertado la vocación de acompañar a los que como él perdieron en algún momento el norte del camino. Para ello ha estudiado Tanatología existencial (Instituto Mexicano de Acompañamiento Existencial), Consultoría Filosófica ( Colegio Mexicano de Consultores Filosóficos y Centro Educativo para la Creación Autónoma en Prácticas Filosóficas), Coordinación de cafés y Talleres Filosóficos ( UNAM), Coaching Tanatológico y de vida ( COTAN) y Coaching Ontológico (COCREAR), entre otras cosas. Escribe porque le gusta, para divertirse, sólo cuando le da la gana y únicamente hasta donde le permite el talento que nunca tuvo pero que no le importa. Ama sobre todo la paz, la libertad de creencias, los libros, la vida productiva, las cactáceas, el mar por las tardes y la lluvia después de cenar. El murciélago es su mascota favorita.

close

¡Estemos más cerquita!

Únete a nuestro boletín mensual para enterarte de todas nuestras actividades y eventos de bienestar y espiritualidad.

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.